La lucha por el poder dentro de la Convención entre sus alas izquierda (jacobinos) y derecha (girondinos) tuvo en el proceso y ejecución de Luis XVI (21 de enero de 1793) uno de sus puntos álgidos. Como inmediata respuesta a la decapitación del rey, Austria, Prusia, España, Holanda e Inglaterra se unieron en la Primera Coalición, una alianza sin otro objetivo que acabar militarmente con el proceso revolucionario. Ante el avance de las fuerzas de la Primera Coalición, las conspiraciones contrarrevolucionarias de la nobleza y el clero, el estallido de la revuelta campesina en La Vendée, la escasez de trigo y la generalización de la especulación, la política moderada de los girondinos se mostraba ineficaz.