En 1985, Curl, Kroto y Smalley efectuaron un sorprendente descubrimiento, que les valió el premio Nobel de Química en 1996: el buckminsterfullereno , de forma molecular C60, una nueva forma alótropica de carbono, de estructura semejante a un balón de fútbol. Concretamente, observaron que la evaporación del grafito por acción del láser originaba diversos agregados de carbono en fase de vapor, entre los que abundaban especies de 60 átomos..
La estructura que mejor explica este agregado y que respeta la tetravalencia del carbono es la que forman 20 anillos de benceno fusionados, combándose sobre sí mismos hasta adoptar una disposición esférica y con las valencias sobrantes definiendo 12 pentágonos: una especie de icosaedro truncado de 60 vértices equivalentes
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