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Análisis de las causas (La transformación de la dimensión experiencial: …
Análisis de las causas
La transformación de la
dimensión experiencial:
El silencio de Dios
Hoy la sociedad, se ha vuelto religiosa,
pero al margen de las instituciones establecidas
Olvidamos nuestra condición de criaturas,
y caemos en la autosuficiencia
En realidad, estamos acortando los espacios
para tener una experiencia de Dios, al no tener
conciencia de nuestras raíces más profundas.
El racionalismo cientifico, está queriendo apagar lo
divino de toda la realidad humana, lo cual es un exceso.
Se pierde el sentido de las cosas, y el simbolismo (interpretación) de la realidad.
Como frutos negativos
para la religiosidad:
Retraimiento a lo personal, ya que lo social no ayuda
analfabetismo religioso y neopaganismo,
sin experiencia personal, todo se vuelve
puras formas vacías.
Desarrollo de las religiones seculares,
que sustituyen a las que ya no sirven
Con el cientificismo, y la falta de noción de creaturalidad, hacer pasar de la naturaleza al Creador, es casi una utopía.
Hay más una visión panteísta, que de un Dios trinitario.
Habrá que hacer entonces, la experiencia
de Dios en clave antropologica. pag. 50
La transformación de la
dimensión existencial:
no necesito salvación
el problema de la búsqueda del sentido
ha perdido vigencia en nuestra sociedad
occidental
Como se soluciona hoy
esta falta de sentido
Huida hacia delante: se
contenta con ir tirando,
se evade en muchas adiccones
de la propia ansiedad,
no se pregunta el porqué de las
situaciones.
Pérdida de expectativa salvífica:
Ya no esperamos que sea Dios
quien nos salve, confiamos en
otras soluciones paganas o mundanas.
No se aspira a encontrar el sentido
global de todo. Más bien se buscan
respuestas parciales a problemas
concretos.
Retorno de los ídolos: El descenso de
las expectativas se traduce en idolización
de realidades humanas y en el retorno
de las viejas idolatrías de siempre:
poder, placer, dinero, fama.
Valoración
Muchos de nuestros contemporáneos
ya no alcanzan a vislumbrar en la
religión un deseable camino de vida,
una posibilidad, un horizonte de sentido
capaz de saciar esperanzas humanas.
Quizá porque la salvación se exige
“aquí y ahora”, y la religión remite
demasiado a la felicidad para el más allá.
Quizá porque el testimonio no
acompaña la predica.
Quizá porque más que oír, el
hombre quiere experimentarlo.
Cómo afecta a la
imagen de Dios
“Acorralamiento existencial”: sin Dios
nada tiene verdaderamente sentido.
Eso para el hombre de hoy, no le sorprende
pero tampoco le importa encontrar el sentido.
“Pastoral del miedo”: queriendo amenazar
con el infierno, solo escuchamos la canción:
«Déjame en paz que no me quiero salvar,
en el infierno no se está tan mal...»
Es preciso presentar el camino de
la fe como inmensa fuente de
posibilidades.
Se es camino de salvación, aun
con todos los límites, algo de ello
ha de poder percibirse “aquí y ahora”
en la vida de los creyentes.
La Iglesia, si quiere ser una comunidad
de “salvadores” primero ha de ser una
comunidad de “salvados”.
Por eso la comunión, aquel “mirad cómo
se aman” se muestra como la gran
posibilidad e ofrecer un testimonio que
arrastre y convenza.
Conclusión
Todo esto exige que se le muestre de
forma bien palpable cómo desde Dios
es posible vivir de otra forma más
neta, más viva, más plena.
Probablemente, sólo la recuperación
del Dios Trino nos capacite para
responder a ese reto.
La dimensión personal
impersonalizada: Dios
a mi disposición.
Uno de los rasgos típicos de la sociedad
occidental del que hablaremos
detenidamente en otro apartado- es la
“privatización” de lo religioso.
Confirma este dato es la progresiva y veloz-
desaparición de la “fe sociológica”
en nuestra sociedad.
Un numeroso grupo de “creyentes”
iban a misa “como todo el mundo”
ha ido engrosando ese bloque de
los creyentes “no practicantes”
Pero el verdadero problema es que la
fe en el Dios cristiano comporta aceptar
toda una serie de normas de conducta,
de preceptos morales, ante los que el
hombre de hoy reacciona negativamente.
Es un conflicto en el plano de la libertad.
La cultura occidental ha erigido como
principio supremo, intocable, sagrado de
su organización la libertad individual.
Todo lo que se presente como restricción
a su libertad encuentra en el hombre de
hoy un rechazo inmediato, incluso
antes de todo intento de explicación.
En la vida del hombre de hoy, las normas
de conducta sólo significan coacción, de
imposición, mientras le pasa desapercibida
su función ordenadora, constructiva.
¿Madurez o adolescencia?
Tras la recia defensa de la propia
autonomía moral lo que existe es la
pura y simple afirmación del yo.
Porque en la actitud del hombre
actual hay más de adolescente
caprichoso que de maduro consciente.
reivindicando tan celosamente su autonomía,
sin embargo ceden con suma facilidad
a las múltiples dependencias
¿Cómo afecta a la
imagen de Dios?
Se prefiere esa idea de Dios como
ser impersonal, fuerza, energía o
espíritu. Y la clave está en que dicha
divinidad no parece exigir o imponer nada.
No sólo esta idea de la divinidad
promete mucho, pues se concibe
como fuente de nuevos “poderes”
Resulta ser así una imagen de Dios
muy adaptada al mundo occidental
consumista,
Pero la fe cristiana no puede renunciar
ni a las exigencias morales que se derivan
del evangelio ni al orden moral que
expresa el plan de Dios.
La acogida del imperativo (precepto moral)
solo puede venir de la contemplación
del indicativo (vida hermosa).
No debemos preocuparnos demasiado
con todo esto, cuando tengan una experiencia
viva y personal de Dios esta tendencia se
esfumará.
Quizá la vía directa para sanar esto,
es la de la comunidad viva, donde se
ofrece a Dios, la posibilidad de tomar
contacto con Dios incluso al que no
tiene ninguna preparación mediante el
amor recíproco vivido por los creyentes.
Y la comunidad cristiana sólo
puede desvelar todas sus potencialidades
si es fecundada por la dinámica trinitaria
que es modelo y meta de la misma.
La evolución de la dimensión
intelectual: Dios ha de morir
para que el hombre viva.