La destructividad difiere del sadomasoquismo por cuanto no se dirige a la simbiosis activa o pasiva, sino a la eliminación del objeto. El amor, el deber, la conciencia, el patriotismo, has servido solo de disfraz para ocultar los impusos destructivos hacia otros y hacia uno mismo. Es una potencia que se halla constantemente en el individuo, el cual está acechando la oportunidad de exteriorizarla, y en general se justifica. La destructividad representa formas de huir de un sentimiento de impotencia. Otra consecuencia puede ser la frustración de la vida, ve obstruido el camino de reaizaciónde sus potencialidades sensoriales, emocionales e intelectuales, carece de seguridad interior y de la espontaneidad que constituyen las condiciones de tal realización. Cuanto más el impulso vital se ve frustrado, tanto más fuerte resulta el que se dirige a la destrucción, cuanto más plenamente se realiza la vida, tanto menor es la fuerza de la destructividad.