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EMILE MICHEL CIORAN "LA DESESPERACIÓN" (YO Y EL MUNDO (En el…
EMILE MICHEL CIORAN "LA DESESPERACIÓN" 
NO PUEDO YA VIVIR
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La vida es demasiado limitada, se halla demasiado fragmentada para poder
resistir a las grandes tensiones.
MEDIDA DEL SUFRIMIENTO
El sufrimiento no es objetivamente evaluable, pues no se mide por signos exteriores o trastornos precisos del organismo, sino por la manera que tiene la conciencia de reflejarlo y de sentirlo.
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LA PASIÓN POR LO ABSURDO
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En el apogeo de la desesperación, sólo la pasión por lo absurdo orna aún el caos con un resplandor demoníaco.
La
pasión por lo absurdo nace únicamente en el individuo que lo ha expiado
todo pero que es capaz de soportar terribles transfiguraciones futuras.
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SER LÍRICO
vivir intensamente, hasta
sentirse morir de vivir
Las experiencias subjetivas más profundas son así mismo las más universales, por la simple razón de que alcanzan el fondo original de la vida.
La verdadera interiorización conduce a una universalidad inaccesible
para aquellos seres que no sobrepasan lo inesencial y que consideran el
lirismo como un fenómeno interior,
como el producto de una inconsistencia
espiritual, cuando, en realidad, los recursos líricos de la subjetividad son la
prueba de una gran profundidad interior.
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QUE LEJOS ESTOY DE TODO
Aislados, separados del mundo, todo se nos vuelve inaccesible.
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La muerte más profunda, la verdadera muerte, es la muerte causada por la soledad, cuando hasta la luz se convierte en un principio de muerte.
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AGOTAMIENTO E IRONÍA
No estoy hablando de
una sensación vaga e indeterminada, sino de una sensación precisa y
dolorosa.
En ese
sentimiento de agotamiento se manifestará el sentido verdadero de la
agonía: lejos de ser un combate quimérico, ella refleja la imagen de la vida
La agonía verdadera nos hace alcanzar la nada a
través de la muerte; la sensación de agotamiento nos consume entonces
inmediatamente y la muerte obtiene la victoria.
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YO Y EL MUNDO
En el desarraigo de quienes habitan regiones insólitas
hallamos el aspecto demoníaco de la vida, pero también su insignificancia
La vida no
resiste apenas a una alta temperatura, sólo los mediocres viven
a una temperatura normal; a los otros les consumen un fuego devastador.
Todo ser humano a
realizar la experiencia de los últimos instantes, para que conozca, en un
atroz suplicio, esa gran purificación que es la visión de la muerte.
El fuego con el que se haría una transfiguración cósmica esencial, de esa manera la vida se acostumbraría a una alta
temperatura y dejaría de ser un nido de mediocridad. 
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