Jesús buscaba en la Torah (la voluntad de su Padre), el sentido último, profundo y radical de la Ley. Mt 10,9 - se atribuyen a Dios la existencia y la indisolubilidad del matrimonio. Dios quiere la unión permanente de los cónyuges, por tanto, toda separación va en contra de su voluntad. Lc 16,18 – insiste en que toda separación, seguida de nuevo matrimonio, es adulterio.