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LA CONFIRMACIÓN CONFIRMACION (Documentación histórica (Teología…
LA CONFIRMACIÓN
Fundamentos bíblicos
La confirmación es la acción litúrgica simbólica que transmite sensiblemente el Espíritu divino
Importancia para la conexión entre la pneumatología neotestamentaria y la confirmación la doble obra lucana.
Doble perspectiva del Espíritu divino: viene sobre los individuos concretos, los llena y los impulsa animosamente a una determinada misión, pero también necesitan este Espíritu todos cuantos sencillamente quieren vivir en la humanidad renovada de Dios, porque él es el don salvífico mesiánico prometido por los profetas.
Doble manera de venida del Espíritu: viene espontáneamente en virtud de la soberanía sin límites del Padre celeste que lo envía por medio de Jesucristo y se da una conexión con la puesta en práctica de la reorientación de la vida y con el sacramento. En ambos casos es Dios quien da y quien conserva su total soberanía.
Se le daba el Espíritu divino “mediante la imposición de las manos de los apóstoles”, pero va acompañado a la súplica por la venida del Espíritu. Pablo y Juan describen al Espíritu como la esencia de Dios, como el modo de estar Dios presente en la humanidad después de la exaltación de Jesús.
Documentación histórica
Teología escolástica
Se centro en el contenido interno de la confirmación, a través del sacramento, el cristiano llega a la edad adulta en el terreno religioso espiritual, se le transmite la capacidad de dar testimonio de su fe.
Tomas de Aquino
Los frutos específicos del sacramento “aumentamos en gracia y somos fortalecidos en la fe”, “el efecto de este sacramento es que en él se da el Espíritu Santo para fortalecer para que el cristiano confiese valerosamente el nombre de Cristo”
Se da la unción de la frente donde está el asiento de la vergüenza, para que no se avergüence de confesar el nombre de Cristo. Y la señal de la cruz que es escándalo para los judíos y necedad para los gentiles.
Época patrística
La reflexión teológica se centra en dos conceptos simbólicos
Khrismas: se concebía la unción como transmisión sensible de la fuerza interior que proporcionaba aquella fortaleza desde la que es posible afrontar el martirio, el testimonio por la fe, incluso al precio de la propia vida.
Sphragis: se entendía el bautismo, que alcanza su forma plena mediante la imposición de las manos del obispo, como transferencia de un hombre a la propiedad y al servicio de Jesucristo, como sello de una decisión tomada de una vez por siempre.
Concilio de Trento
Sesión VII, en 1547, menciona a la confirmación como uno de los siete sacramentos instituidos por Jesucristo y reafirmó la doctrina de que imprime carácter, además se mencionan tres cánones.
Se discute la edad adecuada para recibir el sacramento, pero en virtud de que es un acto público de aceptación interior consciente de la conversión y de la fe, se aproxima a la mayoría de edad de la persona.
Cipriano de Cartago
Primer escritor que defendió que la imposición de manos estaba reservada exclusivamente al obispo. También se reserva en exclusiva a los obispos la consagración del crisma.
Concilio Vaticano II
En la Lumen Gentium se menciona la relación de este sacramento con toda la iniciación cristiana.
“por el sacramento de la confirmación se vinculan más estrechamente a la Iglesia y se enriquecen con una fortaleza especial del Espíritu Santo”.
En la Iglesia Latina
La confirmación se configuró como sacramento distinto del bautismo a consecuencia de la disyunción o separación temporal que se produjo entre el acto mismo de bautizar y la unción (postbautismal) como símbolo de que el hombre queda fortalecido y consagrado para Dios (consagración) y la imposición de manos por el Obispo.
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REFERENCIAS
Vorgrimler, H. “Teología de los sacramentos”. Herder. Barcelona. Pp. 161-171.