Cuando se cubrieron, y no acudieron a la llamada de Dios, este se dio cuenta de que habían comido del fruto prohibido. Dios, en su ira, los sacó del jardín del Edén, y los maldijo. La maldición del hombre es que el alimento se obtendrá con demasiado esfuerzo, sudor y cansancio, además de que cuando muriera el hombre regresaría al polvo, pues de ahí fue creado.