"Venimos, pues, abiertamente a liberar al Occidente de una democracia anárquica y de una aristocracia retrógrada, para construir, tanto como sea posible, una verdadera sociocracia, que haga concurrir a todas las fuerzas humanas aplicadas siempre, según su diversa naturaleza, hacia la regeneración
común. Nosotros, los sociócratas, no somos ni demócratas, ni
aristócratas". Catecismo positivista, 1852