La superposición de lo simbólico sobre lo imaginario lleva a la supresión de las relaciones imaginarias caracterizadas por la rivalidad y la agresividad, a las relaciones simbólicas por cuestiones como ideales, figuras de autoridad, la ley, culpa, logros etc,
La superposición se relaciona con el complejo de castración que en caso de los niños produce una jerarquizaron de las pulsaciones bajo el primado de la zona genital.
El padre produce una socialización de la sexualidad del niño: lo obliga a subordinar su sexualidad a normas culturalmente aceptadas.
En los perversos su sexualidad polimorfa da paso a una jerarquizaron de las pulsaciones, pero bajo la dominación de una zona que no es la zona genital, En la psicosis esta superposición no se produce, ya que se debe a la falla del establecimiento del ideal del yo al no funcionamiento de la metáfora paterna, no se pone en marcha el complejo de castración entre otras cosas.