Hasta ahora el hombre ha afrontado y reflejado el mundo real; ahora es proyectado en la creación de mundos virtuales. La tierra prometida el negropontismo, promocionada por sus proliferantes gurús y hechiceros, es, así pues, un mundo —como diría Luis Rossetto— de «digigeneracionales» dedicados a la cibernavegación en lo virtual. Y mi pregunta es: ¿esta tierra prometida es una tierra firme, o es más bien una tierra poco estable que se apoya en el vacío?
Si hacernos caso a los falsos profetas que nos están bombardeando con sus multi-mensajes, llegaremos rápidamente a un mundo virtual que se pone patas arriba en una «catástrofe real». La nuestra es una época extraordinaria — no ordinaria— por dos cosas. Primero porque, como estaba diciendo, es una época riquísima de hechiceros y charlatanes.