Derechos humanos, democracia y desarrollo
¿Desarrollo o libre determinación?
la tensión entre lo universal y lo fundacional; entre lo individual y lo colectivo; entre el Estado y el antiestado y su desdoblamiento en la cuestión de las generaciones de los derechos humanos; entre lo secular y los postsecular; entre los derechos humanos y los deberes humanos;
Derechos humanos: espejismos y desafíos1
los derechos humanos ¿pueden usarse de forma contrahegemónica? Y si es así, ¿cómo? Estas dos preguntas dan pie a otras dos: ¿Por qué hay tanto sufrimiento humano injusto que no se considera una violación de los derechos humanos? ¿Qué otros lenguajes de la dignidad humana existen en el mundo? Y de existir, ¿son o no compatibles con el lenguaje de los derechos humanos?
La gran mayoría de la población mundial no es sujeto de derechos humanos, sino el objeto de los discursos de derechos humanos.
cinco espejismos: la teleología, el triunfalismo, la descontextualización, el monolitismo y antiestatalismo.5
espejismos es fundamental para la formación de una concepción y una práctica contrahegemónicas de los derechos humanos, sobre todo cuando deben basarse en un diálogo con otras concepciones de la dignidad humana y otras prácticas de su defensa.
los derechos humanos carece de herramientas teóricas y analíticas que le permitan gozar de cierta credibilidad entre esos movimientos, y peor aún, no considera una prioridad hacerlo
Las tensiones de los derechos humanos
Nuestra época tal vez represente un momento de transición hacia otro régimen de lo universal-fundacional que todavía está por definirse. Por ahora, son observables dos movimientos definitorios de una época. Por un lado, la oposición creciente al universalismo eurocéntrico y su transformación en un particularismo fundacional.
Los derechos colectivos existen para reducir o eliminar la inseguridad y la injusticia padecidas por colectivos víctimas de la discriminación sistemática y la opresión por ser lo que son y no por hacer lo que hacen. Con lentitud, los derechos colectivos se han incluido en la agenda política, tanto nacional como internacional.
El derecho colectivo al desarrollo, reclamado en especial por los países africanos, se reconoció solo muy tardíamente, e incluso entonces de manera incompleta.1 La consagración del derecho al desarrollo se inició con la Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social (1969) y la Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos (1981), y consiguió relevancia con la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo de Naciones Unidas, de 1986,2 y con las conferencias mundiales de Naciones Unidas celebradas en la década de los noventa.
En las sociedades democráticas domina, y mucho, la representación amplia, por cantidad; la representación de las mayorías. Sabemos que en muchos países los pueblos indígenas y afrodescendientes son minoría.
Las nuevas reglas de un capitalismo global sin reglas obligan a ver en la lucha por el medioambiente, la lucha de los pueblos indígenas y cimarrones; en la lucha por los derechos económicos y sociales, la lucha por los derechos civiles y políticos; en la lucha por los derechos individuales, la lucha por los derechos colectivos; en la lucha por la igualdad, la lucha por el reconocimiento de la diferencia; en la lucha contra la violencia doméstica, la lucha por la libertad de orientación sexual y la de los campesinos pobres; en la lucha por el derecho a la ciudad, la lucha contra la violencia en el campo y por el derecho a la salud colectiva.
En este sentido, la positivización del valor dignidad humana se manifiesta en aquellos derechos cualificados como humanos o fundamentales. Los cuales se reputan como intrínsecos a la persona humana en un doble contexto: desde el punto de vista general, como consideraciones inmanentes a la civilización y, singularmente, como atributos de toda persona por el sólo hecho de serlo. Siendo reconocidos sin desigualdad ni discriminación alguna.
DOCTRINA Y FILOSOFÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS:
- DEFINICIÓN, PRINCIPIOS Y CARACTERÍSTICAS QUE IDENTIFICAN A LOS DERECHOS HUMANOS
“…posiciones tan importantes que su otorgamiento o no otorgamiento no puede quedar en manos de la simple mayoría parlamentaria”.
los fines de precaver la efectividad de los derechos humanos existen principios que les sirven como máximas o reglas rectoras y tienen la función de orientar el sentido, alcance y método al cual recurrir en caso de suscitarse una colisión de derechos o de contenidos esenciales.
La política pública y la ciudadanía desde el enfoque de los derechos humanos: La búsqueda de una nueva utopía
La democracia es un derecho humano. Ella resume el espíritu de igualdad y de libertad que debe predominar en las relaciones sociales y en la manera como estas deben organizarse políticamente. La historia de la lucha por la democracia es a fin de cuentas la de los derechos humanos, que es en definitiva la historia de la construcción y de la afirmación del sujeto colectiva e individualmente.
La igualdad y la libertad son dos valores que se encuentran estrechamente vinculados con el desarrollo de la humanidad y son fundamentales.
El enfoque de los derechos humanos es una perspectiva institucional y ética. Se trata de construir nuevas instituciones o de redefinir las viejas a la luz de los derechos humanos. Como las instituciones derivan en una cultura, se trata por lo tanto de crear un nuevo marco de valores que gobierne la vida social (Berger y Luckman). La transformación social que se deriva de ello surgirá del cambio normativo, pero sobre todo de la internalización cultural del respeto de la “otredad”.
El enfoque de los derechos humanos propone una nueva cultura política dirigida a promover nuevas maneras de orientar, racionalizar y canalizar la acción social. Plantea la construcción de una institucionalidad diferente que propone una relación distinta entre Estado y sociedad, en la que el sujeto sea el elemento que le otorgue sentido.
La ciudadanía activa plantea como componente primordial el problema de la participación plena. Se postula como reacción contra las limitaciones que presenta el ejercicio de los principios de la representación y de la delegación política. Pero también se postula contra el enfoque burocrático del Estado que tiende a sustituir la acción de las personas, decidiendo por ellas y, en ocasiones, contra ellas.