se puede caracterizar por predominio de delirios, alucinaciones visuales (30%) y auditivas (10%), interpretaciones paranoides (errores de percepción) y otros síntomas schneiderianos (pensamiento sonoro, audición de voces en forma de diálogo; la audición de voces comentadoras de la actividad, etc.), así como lenguaje desorganizado, comportamiento gravemente desorganizado o catatónico.