Según esto, una adecuada posición profesional requiere saber combinar dos procesos íntimamente relacionados, pero diferentes. Por un lado, un proceso de construcción teórica sobre la enseñanza, es decir la definición de nuestro modelo didáctico de referencia; y, por otro, un proceso de construcción práctica de nuestro "saber hacer" profesional. Inevitablemente nuestro modelo irá por delante de nuestra práctica, y, precisamente por eso, podrá orientarla, pero también, nuestra práctica nos obligará a modificar y complejizar el modelo.