En el siglo XIX, cuando las tropas francesas entraron en Toledo, uno de los capitanes tuvo que pasar la noche en una iglesia junto a sus soldados, a la mañana siguiente, reunido con sus soldados, éste les contó que había vito a una mujer muy bella esa noche, sólo que ésta era de mármol.Pero sus soldados no le creen y deciden ir a ver ellos mismos la estatua mientras que brindan con vino. Al ver la estatua todos reconocen su belleza y leyeron las inscripciones de la estatua, se trataba de Doña Elvira de Castañeda, acompañada de la estatua de su marido, un importante guerrero. El capitán y sus soldados empezaron a comentar las estatuas y cómo fue posiblementela vida de estas, le tiraron vino a la cara de la estatua del guerrero y el capitán se burló de él. Y cuando se dispuso a besar a Doña Elvira de Castañeda,la mano del guerrero se movió y abofeteó la cara del capitán, dejándole en el suelo.