Dios es eterno; significa que no tiene principio ni fin. El espíritu creado es eviterno, lo que significa que tiene un principio, que es su creación, pero, una vez creado, no tendrá fin. El alma humana, en tanto que espíritu, participa de esa eternidad. Es, por tanto, inmortal. El alma no es pre-existente, sino que es creada por Dios y unida a cada nuevo cuerpo en el momento de su concepción.