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¿QUIÉN DOMINA EL MUNDO? domination (Mientras la población se deja llevar…
¿QUIÉN DOMINA EL MUNDO? 
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Chomsky ofrece reflexiones inesperadas y cargadas de matices sobre el funcionamiento del poder imperial en un planeta cada vez más caótico.
Abarcando una gran variedad de ejemplos, desde el creciente programa de ejecuciones mediante drones, hasta la amenaza de guerra nuclear
asando por los momentos críticos en Irak, Irán, Afganistán y el conflicto de Israel y Palestina
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ofrece perspectivas matizadas y sorprendentes acerca del poder imperialista en un mundo cada vez más caótico.
Chomsky ofrece una brillante anatomía de como las élites estadounidenses han crecido cada vez más aisladas de cualquier constricción
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Mientras la población se deja llevar por la apatía –distraídos con el consumismo y el odio a los más vulnerables– las corporaciones y los ricos actúan cada vez más a su antojo.
El mundo es demasiado variado, demasiado complejo, para que eso sea posible.
En la introducción el autor ya asegura que la cuestión planteada por el título de este libro no puede tener una respuesta simple y definitiva
Aun así, no es difícil reconocer las grandes diferencias en la capacidad de modelar los asuntos mundiales ni identificar a los actores más destacados e influyentes.
Como respuesta, la tortura se ha practicado de forma sistemática desde los primeros días de la conquista del territorio nacional y continuó utilizándose cuando estas “aventuras” imperiales se extendieron a las Filipinas, Haití y otros lugares.
En muchos casos, la tortura era el menor de los muchos crímenes de agresión, terror, subversión y estrangulamiento económico que han oscurecido la historia de los Estados Unidos como de otras grandes potencias.
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El poder del Estado ha de ser protegido de su enemigo interno y, en contraste, la población no está a salvo del poder del Estado.
No obstante, cuando se investigaron las revelaciones de Wikileaks que Edward Snowden dejó al descubierto sobre el programa de vigilancia de la NSA, solo se encontró un caso en el que dicha vigilancia hubiera sido fructífera.
Un ejemplo impactante es el ataque radical a la Constitución por parte del programa de vigilancia masiva de la Administración Obama. Por supuesto, está justificado por la “seguridad nacional”.