La prueba de resistencia de contacto se realiza utilizando dos conexiones para la inyección de corriente, y dos de potencial para la medición de la caída de tensión; los cables de medida de tensión deben conectarse lo más cerca posible a la conexión a ensayar, y siempre en el interior del circuito formado por los cables de corriente. A partir de la medición de la caída de tensión, los micro-ohmetros calculan la resistencia de contacto, a la vez que – por control de microprocesador – eliminan los posibles errores debidos a efectos térmicos EMF en las conexiones; dichos EMF son pequeñas tensiones o pares termoeléctricos generados cuando se unen dos metales diferentes, y que se añaden a la caída de tensión medida, e introducirán errores en la prueba de resistencia de contacto si no se restan de la medición a través de diferentes métodos (promedio de polaridades, medición directa de magnitud de EMF, etc)
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