En la actualidad, la rebeldía plena parece ser relativamente poco común incluso en las sociedades occidentales, al menos entre los adolescentes de clase media que concurren a la escuela. La mayor parte de los jóvenes se sienten cercanos y positivos acerca de sus padres, comparten opiniones similares sobre los temas importantes y valoran su aprobación. Además, contrario a la creencia popular, los adolescentes al parecer bien adaptados no son bombas de tiempo en marcha, listas para explotar sin previo aviso más adelante en la vida.