Entonces el rey Sancho decidió luchar y reunió a Castilla, León y Aragon. Pero tras su muerte los reinos se dividieron entre sus hijos. Entonces entra la historia del Cid Rodrigo Díaz de Vivar, quien sirvió a Alfonso vi. Este rey logró unificar Castilla, León y Galicia y en 1084 logró conquistar Toledo. Este acto preocupó a todos los musulmanes de la Península, y les pidieron auxilio a sus vecinos, los Berberes, quienes no tardaron en llegar, y derrotaron a Alfonso. Pero era demasiado tarde pues los cristianos ya estaban recibiendo ayuda de los crusados, y con ellos reconquistaron Lisboa.
El rey Alfonso viii lanzó un ataque contra los musulmanes, pero fue derrotado. En 1211, Al Nasir cruzó el estrecho de Gibraltar con un ejército de 70.000 hombres.
Considerando esto, el Papa Inocencio iii convocó una nueva cruzada con más de 40.000 cruzados que se reunirían en Toledo en la primavera de 1212. Todo este ejército sería liderado por Alfonso viii. Nunca antes se habían visto tan poderosos ejércitos, ni entre los musulmanes ni entre los cristianos, y esta batalla sería deciciva. Se formaron ambos ejércitos y comenzó la lucha. Las líneas cristianas estuvieron peligrosamente cerca de romperse. Pero fueron salvadas por una astuta maniobra del rey Sancho, quien lideró a sus caballeros directamente hacia donde estaban las tropas de Al Nasir...
La guardia no esperaaba este movimiento, y Al Nasir, viendo esto, huyó. Los demás musulmanes, viendo que su estandarte ya no estaba, rompieron sus líneas, y los cristianos fueron los vencedores.
Aunque esta victoria no trajo resultados inmediatos, fue un punto de inflexión.
Los musulmanes nunca más hicieron una tentativa seria contra los cristianos, y gradualmente, reino por reino la reconquista reclamó toda la península.