De igual importancia, el v.9 es fundamental en el primer discurso divino, ambos textos, reconstituyen sutilmente la relación entre Dios y el mar. En otras palabras, Dios no es un oponente del mar, sino es como el cuidador de su infancia recién nacida, el cual representa a Dios ejerciendo un papel materno hacia el mar, dándole ropa.