las agresiones a comunicadoras en redes sociales, que las ubica como “blanco de violencia de género”; es decir, una violencia diferenciada en relación con los hombres, que comprende hostigamiento, acoso sexual, adevertencias, lenguaje discriminatorio y misógino, campañas de desprestigio con connotación sexual, fotomontajes y publicación de fotografías sin su consentimiento.