“Debido a mi interés clínico inicial en la disfunción neurológica, observar los patrones de movimiento se convirtió casi en una obsesión. Finalmente, me di cuenta de que todos tenemos un patrón de movimiento característico, pero estos patrones se encuentran exagerados en el paciente con dolor músculo-esquelético. Durante los pasados veinte años, he tratado de identificar los principios organizativos que mejor explicaban las características de estos patrones de movimiento, sus factores contributivos, y por qué se asociaban al dolor o lo producían” (Lesmes, 2007)