Durante la fabricación, el aislamiento de celulosa en el transformador se seca cuidadosamente, antes de impregnarlo con aceite. Por lo
general, se busca que el contenido de humedad en el aislante sólido de un transformador nuevo sea de menos del 0,5 % por peso, pero en
última instancia, depende de los requisitos del fabricante y del comprador. Conforme el transformador envejece, el contenido de humedad
por lo general se incrementa en alrededor de un 0,05 % anual para un transformador sellado con tanque conservador, y en aproximadamente
0,2 % anual para un transformador de respiración libre. En un transformador viejo y/o muy deteriorado, el contenido de humedad puede
ser de más del 4 %.