se preocupó por evangelizar, cristianizar y educar a todos los hombres y mujeres, no sólo a las elites como en Egipto o sólo a los ciudadanos como en Grecia y Roma, sino también a los extranjeros, mujeres, esclavos, siervos y todos los grupos marginales.
En cuanto al resto de las áreas del conocimiento, prácticamente se mantuvieron las mismas y con la misma jerarquía que las disciplinas clásicas, pero siempre bajo una vigilante moral cristiana. En el siglo VII.