Ella «entrega», «da» su cuerpo («me entregué a él»). Esta dimensión imaginaria del don induce su posición sacrificial, ampliamente sostenida por la ideología sociocultural fálica contemporánea. Lo que la histérica requiere a través de un hombre es un padre completo, en otras palabras, un padre tal como jamás existió.
A través de la elección de un compañero masculino, la histérica quiere colmar, ante todo, las faltas imaginarias del padre.
Ella está dispuesta a adjudicarle todo lo que le faltaba al padre: debe ser más fuerte, más bello, más poderoso, etc., de lo que fue su padre.
Por otra parte, es en este sentido, y solamente en él, cómo tal hombre puede ser el Amo que ella busca.